martes, 4 de diciembre de 2012

38. El regalo

  Quiero un despertador rojo como el saco que la Yaya me tejió. El despertador es cosa de grandes: Dice la hora y hace un ruido terrible. Pero primero voy a tener que aprender a leer la hora. Lucas dice que es fácil.
  Lucas es mi hermano. Él tiene un despertador feo, todo gris, lleno de palitos y cruces y uves. Es un despertador raro pero él lo entiende.
  La Yaya no sabe leer la hora. Yo le enseñé a escribir su nombre pero de horas no ni ella ni yo entendemos nada. Mamá sí sabe. Tengo que pedirle que me enseñe la hora así le pido a los Reyes que me traigan un despertador. Ella tiene paciencia y va a enseñarme.
  El despertador de Lucas hace ruido siempre a las siete. Ese me explicó la Yaya que no sabe de relojes pero sí de trabajos, y a esa hora él se tiene que levantar para ir al trabajo.
  Tuve un sueño raro, no tenía despertadores ni sacos rojos, fue un sueño de vampiros. Mamá me dijo que no me quedara viendo tele hasta tarde. Lucas me dejó ver tele porque era sábado. Los sábados no hay escuela. Tampoco los domingos.
  Lucas trabaja los sábados pero no trabaja los domingos. Por eso no sé si son las siete. El despertador no suena los domingos.
  Podría preguntarle a la Yaya. Ella mira el sol y dice si es hora de levantarse o de comer o de prender el noticioso.
  No quiero despertarla para preguntarle. Duerme en la cama de al lado. Ronca a veces, cuando está con el catarro. Hoy respira suavecito. Ya se despertará sola. “Yaya, por qué no se queda descansando un rato más. ¿Qué necesidad de madrugar tiene?” la reta a veces mamá. Pero la Yaya madruga igual, se despierta siempre muy temprano, antes que mamá.
  Ella dice que su despertador es el sol, pero que no hace ruidos como el de Lucas. A mí me parece que su despertador suena a pajaritos.
  No quiero despertarla porque hoy es su cumpleaños. Cumple un montón de años. Eso me dijo y que nació en el 27. No sé dónde queda eso.
  Le hice una cajita para guardar su Virgencita, para cuando va a visitar a los tíos y no sabe en dónde llevarla. Se la armé con maderitas del patio. La pinté de rojo, es mi color favorito. Lucas me ayudó. Siempre me ayuda. Espero que le guste mi regalo.
  ¡Uy!, ya se escuchan los pajaritos. Y veo mi mano. Con uñas y todo.
   En un rato la Yaya se va a levantar y vamos a comer torta y tomar café con leche. Mamá y Lucas tomarán mate. La Yaya no toma mate, sólo café con leche. Va a abrir mi regalo y le va a encantar. A mí me encantan los regalos.

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