viernes, 10 de agosto de 2012

07. Irracional



 ¿Te he hablado de mi ciudad? ¿Te he contado que ahora tiene zonas vedadas a mi paso por obra y gracia de mi misma? ¿Te he dicho que eso me causa dolor y alivio? ¿Que eso me quita el sueño y me tranquiliza? ¿Que lo hice a propósito y, sin quererlo?
 Lógicamente sería “insana” el adjetivo que a mi conducta se corresponde. ¿O me equivoco?
 Lo más ilógico es que ni se me ha quebrado el todo, ni la muerte desarmó mi mundo, ni las desgracias se han ensañado como Erinias contra mí. Solamente me quedé atrapada, en un momento, en un lugar, allá a lo lejos y hace tiempo, cuando era nena. Veo mi mundo desde esos ojos. Y me comporto en consecuencia: me siento profundamente herida ante actitudes que no deberían ni rasparme, y las consecuencias de eso son, irremediablemente irracionales.
 Me comporto como un niño que rompe a llorar por su helado volcado por la torpeza involuntaria de un amiguito a quien golpea e insulta.
 Así me veo.
 Ojalá mi vida, mi trabajo, mis amistades, mis errores, mis desilusiones, mis heridas pudiese vivirlas como un adulto...
 Ojalá yo no me sintiera como un chico en un mundo de grandes.
 Saber que mi dolor existe porque no puedo crecer y ver como una adulta… Que me aferro a la infancia por vaya a saber qué tontería mía…
 Saber que lo que me pasa me lo provoqué yo misma, yo sola, es triste, por no decir, patético.



Puentes:

21. Lluvia II
03. Regreso



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