La magia está en la palabra, en su poder infinito.
No hay bomba nuclear que destroce el alma, pero hay palabras que son capaces de hacerlo, aún balbuceadas.
Y de pronto esas palabras te mudan de ciudad, te cambian de planeta, nada parece igual. Nada lo es.
Ni siquiera tu vida ha de ser la misma. Y a eso le temés.
Temor y anhelo. Nostalgia amnésica de supuestos días felices.
Decís que los hubo. Sí, por supuesto. Pero te olvidás de los otros.
¿Valió la pena? La duda te inmoviliza. No querés regresar porque no estás segura de si vale la pena hacerlo.
¿No es eso una señal, para vos, que no creés en las señales?
Puentes:
32. Sombras |
34. ¿Hasta las últimas consecuencias? (Imposibilidades II) |
28. Esperanza |
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