Galopan
sobre un otoño dorado
que el viento agita.
Sus caminos se cruzan,
se acompañan
Llega el río.
Exhaustos de humedad
y de pradera,
beben.
Dejan
al sol caerse
y bañar al mundo.
¿Contemplan
el horizonte,
esa escalera al cielo
hecha de nubes
dulces, opacas,
inquietas?
En sus ojos salvajes
son sólo lluvia.
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